El pabellón denominado Aula Abierta busca contribuir a fortalecer la vocación ecológica y sustentable de la institución a través de un prototipo arquitectónico de naturaleza puntual y pequeña escala que contribuya a ordenar el campus en diversos sentidos. En primer lugar, se busca potenciar el carácter verde a través del manejo de la condición tropical de la ciudad, la incorporación de más y diversas formas de vegetación.  En segundo lugar, este objetivo se alcanza produciendo cubiertas que permitan proteger del sol y la lluvia a espacios de permanencia como la Plaza de los Estudiantes, conocida coloquialmente como Mickey, en una primera etapa, o determinados corredores peatonales en fases sucesivas. En tercer y último lugar, se promueven usos y actividades que contribuyan a generar espacios de encuentro, identidad y arraigo, así como procesos de implementación que contribuyan a la coparticipación y formación de estudiantes con la ejecución de las obras. En ese sentido el pabellón se concibe como un aula abierta que mantiene su carácter de plaza original pero cargado de elementos que lo complementan para garantizar su funcionalidad, diversidad y adaptabilidad a múltiples usos o actividades. La noción de parque académico y cultural asociada a la institución y la ciudad se refuerza a través del manejo de los espacios a ser intervenidos tanto para la permanencia como circulación de sus usuarios, brindando una forma de relacionarse con el paisaje, su vegetación y la arquitectura que la abraza.

La estructura propuesta permite proteger del sol y la lluvia a los usuarios ya que se conforma como un sistema dual de miembros de madera que a modo de pérgolas y celosías producen sombra a la vez que una serie de lonas vinílicas evitan el paso del agua en los espacios cubiertos con esta tanto horizontal como verticalmente. Se plantea una estructura modular en madera y acero de 3,44 x 3,44 metros con apoyos variables para lograr un espacio de aproximadamente 10,32 x 13,76 metros que, a modo de pabellón, funcione como un aula abierta de carácter adaptable y versátil según las actividades o usos que se deseen albergar en ella.  Se propone la madera de pino caribe, el cual se encuentra presente en distintos lugares de la geografía de la ciudad y el país. Dicha especie produce una madera relativamente económica, fácil de ser tratada y que responde a los criterios de sustentabilidad propios de la arquitectura a ser desarrollada.

En la Etapa 1 se pretende consolidar la actual Plaza de los Estudiantes (Plaza Mickey) como un espacio abierto a la vez que cubierto capaz de albergar actividades múltiples de carácter cultural, recreativo y deportivo.  La Etapa 2 consiste en el desarrollo de una posible cubierta sobre la caminería que vincula el módulo 2 con el edificio del Centro Loyola y que contiene el Aula Magna. Esta estructura tiene la particularidad de que cuenta con apoyos múltiples que permiten el desarrollo de paneles en madera para incorporar asientos, pizarras y dispositivos de información a lo largo de su trayecto.  La Etapa 3 a partir de los criterios desarrollados en la etapa anterior se pretende ejecutar la cubierta del corredor peatonal más importante del campus, por cuánto conecta los seis (6) módulos del edificio de aulas, lo cual ocurre sin garantía de sombra ni protección de la lluvia

Desde el punto de vista arquitectónico y paisajístico la propuesta busca generar un heterogéneo sistema de relaciones entre el interior y el exterior a partir del hecho que el campus es rico en espacios interiores de gran calidad y de recintos abiertos de gran valor paisajístico, pero carece de lugares de carácter intermedio en los que es posible sentirse afuera estando adentro. Este principio fundamental de la arquitectura venezolana puede convertirse en premisa básica para el desarrollo de una aproximación contemporánea a los retos universales sobre aspectos como el cambio climático, la minimización de la huella de carbono, la utilización de materiales renovables, etc.

El aula abierta es simultáneamente un espacio formativo y lúdico que demuestra la validez de los principios de disolución del límite entre lugares académicos de naturaleza convencional con nuevas formas de integración y encuentro. Ello a partir de los propósitos más propios de la educación universal en los que la interacción, la tecnología y los nuevos medios permiten prescindir de tantas infraestructuras para crear lugares que como un parque académico contribuyan a una formación más integral de los individuos independientemente de sus carreras o campos de estudio.