Este proyecto se desarrolla a partir de una aspiración de la Ciudad por identificar los espacios de acceso a la ciudad, generalmente relacionados con importantes intersecciones de las vías y autopistas que bordean a la misma. La idea de un muro urbano se desarrolla de manera tal que tiene la escala, dimensión y proporción de una valla publicitaria, pero a la distancia parece indicar un perfil miniaturizado de ciudad. Esto en la medida que el conductor se acerca se hace más claro y las torres se convierten en letras que identifican el nombre de la ciudad: Barquisimeto, aún cuando la lectura es abstracta y por lo tanto más interesante por la peculiaridad del perfil y silueta que generan. Las doce estructuras verticales que componen cada monumento tienen conceptos formales y tectónicos análogos, por cuanto se desarrollan a partir de elementos metálicos ligeros, los cuales se recubren con ladrillos típicos de la zona. Dichos muros son tratados con perforaciones y criterios de profundidad para producir transparencias y sombras que le otorguen mayor interés. Las piezas se disponen sobre sendos basamentos de concreto que a modo de pilares las nivelan en el terreno, mientras que todas culminan con una lámpara que garantiza la efectividad y visibilidad de las piezas en horas de la noche.