El edificio se desarrolla contundentemente, separando las áreas de uso público de las de uso semi-público y privadas. El cuerpo administrativo y de oficinas tiene una disposición horizontal a nivel de la calle, mientras que la actividad cinematográfica va sucediendo verticalmente en los niveles superiores, creando un atrio interior que rememora el espacio externo del Parque Los Caobos. Un sistema de tres salas que interconectadas con escaleras y rampas a sus respectivos espacios de circulación se convierten en terrazas jardín, generando internamente una estructura espacial y de flujos de tipo piramidal que nos conduce a un último nivel terraza desde el cual se domina la vista general del entorno.

El juego de muros de concreto y ladrillo, que definen los diferentes ambientes internos, dialoga armónicamente con una estructura de pantallas metálicas dispuestas a lo largo de las fachadas del edificio, a manera de estandartes que fungen de parasoles y soportes iconográficos que otorgan la debida protección ambiental sin omitir la entrada de luz y aire. La fachada más cercana al adyacente Museo de Bellas Artes delimita un espacio abierto de proyección al aire libre, integrando también este último y su jardín de esculturas a todo el conjunto.